Tus caricias, todos tus secretos, el tesoro ajeno de tu dulce miel… lo que nunca imaginé. ¿Quién me iba a decir que serías la lluvia y yo la tempestad? ¿Quién me iba a decir que tenías la cura de mi enfermedad? ¿Quién me iba a decir que serías la sangre de mi corazón? ¿Quién me iba a decir que tenías la paz que tanto me faltó?
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